domingo, 12 de septiembre de 2010

Día 3. AMBERES Y MALINAS


Domingo, 12 de septiembre de 2010

Para acostumbrarnos al horario y aprovechar el día volvimos a madrugar, caía una lluvia ligera y con los chubasqueros salimos hacia la estación Central para coger el tren hacia Amberes o Antwerpen. Compramos un billete de tarifa Week End (50% de descuento) que nos costó 14,80€ ida y vuelta los dos.
A 50 Km al norte de Bruselas, se encuentra la segunda ciudad más importante de Flandes. Bañada por el río Escalda, cinco siglos atrás, fue una de las metrópolis más importantes del viejo continente gracias a su puerto. Pero el cierre por un dique, de la vía fluvial hacia Holanda, en el siglo XIX, la relevó a un segundo plano. Hoy en día ha vuelto a recuperar ese esplendor de antaño y su puerto es considerado otra vez el segundo de Europa y el tercero del mundo.  

Aunque Amberes tiene otras razones para sentirse orgullosa. Capital mundial del diamante, 7 de cada 10 diamantes se tallan en ella y concentra el 85 % de la producción mundial. Aquí se encuentra una de las comunidades judías más grandes de Europa y fueron los judíos quienes introdujeron los diamantes en Amberes. También es la capital belga de la moda, con muchas tiendas exclusivas, es cuna de grandes pintores como Pedro Pablo Rubens y muchos de sus edificios han sido declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Al llegar a la estación Central de Amberes o Het Centraal Station, observamos que es preciosa por dentro y por fuera. De piedra gris claro, tiene una cúpula de 75 metros, es de estilo renacentista, y se inauguró en 1.905. Por supuesto comenzamos a tirar fotos y a grabar vídeo como locos.



Interior de la Estación de Amberes


Reloj y escudo, interior estación de Amberes
 


Estación Central de Amberes
 

En este punto nos encontramos en el conocido Barrio de los Diamantes, leímos en la guía que el museo del diamante estaba cerrado así que dimos una vuelta y continuamos caminando hacia el casco histórico. Se puede coger el metro pero nosotros fuimos andando porque había dejado de llover, fue un paseo agradable de unos 20 minutos.

Enfrente de la estación vemos la Plaza de la Reina Astrid, que está adornada con magníficos parterres de flores muy bonitas, Continuamos por la calle Keyser-Lei Straat, la gran arteria comercial, donde encontramos las principales boutiques internacionales.


Edificios de Amberes
 Al ser domingo estaban cerradas y la calle estaba muy tranquila, apenas había gente. A destacar Stadsfeestzaal un edificio espectacular con una fachada preciosa, junto con bares y restaurantes. Aquí nos paramos a tomar un café en uno, en la mano derecha porque hacia fresquito. Nos liamos y tomamos también unos trozos de pizza y repusimos fuerzas.



Edificio Stadsfeestzaal






Calles de Amberes
 Siguiendo por esa calle, a mano izquierda está la calle Wapper Straat. Aquí se encuentra el Museo Casa de Rubens o Rubenhuis.
Compramos las entradas a 6 € cada uno con audio-guía en español. Hay que dejar la mochila  en una consigna enfrente del museo y solo te permiten fotos en los jardines. Peter Paul Rubens nació en Alemania en 1577 pero sus padres originarios de Amberes le llevaron a esta ciudad siendo muy pequeño. El genial pintor adquirió esta casa en 1610 y la transformó en su casa-taller. Se pueden ver una decena de sus cuadros, mobiliario de la época y un jardín renacentista que Rubens diseñó. El museo abre de martes a domingo y es una visita muy recomendable que dura una hora y media aproximadamente.



Exterior Museo Rubens


Patio interior Museo Rubens

En Bélgica las plazas Mayores luchan, cada cual a su manera por ser la más bella. Si la de Bruselas es impresionante, la Grote Markt de Amberes no tiene nada que envidiarle. Nos dirigimos hacia ella y al llegar ya respiras ese aire medieval de otros tiempos.
A pesar de que el día estaba nublado, los edificios de la Grote Markt brillan con luz propia. En ella se encuentran los edificios gremiales de los siglos XVI y XVII que son una auténtica joya.


Grote Markt de Amberes

Grote Markt de Amberes

El que más nos gustó fue el ayuntamiento o  Het Stadhuis, de estilo renacentista flamenco del siglo XV. Su fachada delantera mide 76 metros de largo y está adornada con blasones, mezcla motivos italianos y flamencos.



Ayuntamiento de Amberes y Grote Mark

En el centro de la plaza hay una fuente con la estatua de Silvio Brabo de Jef Lambeaux.
Según la leyenda, en el río Escalda, vivía un gigante llamado Druon Antigon. Éste obligaba a todos los marineros que pasaban por allí a pagar un impuesto abusivo, y a los que no lo pagaban les cortaba una mano. Enterado de esto, Silvio Brabo, un guerrero romano, se enfrentó al gigante y le cortó su mano como escarmiento, arrojándola al río. Así la palabra flamenca Antwerpen, significa "lanzar la mano", dando nombre a la ciudad de Amberes.



Estatua de Silvio Bravo


Plaza mayor o Grote Markt

A dos pasos de la Grote Markt está la Plaza Groenplaats, con la estatua de Pedro Pablo Rubens (1840) en el centro.



Estatua de Pedro Pablo Rubens y Catedral al fondo

Aquí también se ubica la Catedral de Nuestra Señora o Onze-Lieve-Vrouwekathedraal. Es la iglesia gótica más grande e importante de los Países Bajos. Data del XIV al XVI, tardaron casi dos siglos para acabarla, exactamente 169 años. Es tan alta que no cabe en las fotos, 123 metros mide su torre central. Tuvimos que pagar para verla por dentro, pero había leído que merecía la pena por ver los cuadros de Rubens. Así que soltamos la pasta 10€ los dos, 2€ la audio-guía  en español y nos empapamos de cultura. Muy bonito el púlpito, sus vitrales y dos obras maestras de Rubens en trípticos, La erección de la cruz (1609) a la izquierda del altar, y El descendimiento (1612). También había obras de arte de otros pintores flamencos.


Catedral de Nuestra Señora





 
Asunción de la virgen, Catedral de Nuestra Señora


Calles de Amberes, Catedral al fondo

Seguimos callejeando de camino al río Escalda para contemplarlo. Nos encontramos con el castillo de Steen  o Steen Plein, una fortaleza preciosa del siglo XII, al menos la fachada exterior, porque la parte que da al río era un poco cutre. Sirvió de residencia de muchos emperadores hasta que terminó por convertirse en prisión sobre el año 1.520. Ahora alberga un museo. La leyenda cuenta que el gigante Druoon Antigoon vivió en este castillo.  
El río es muy ancho, creo que el más largo de Bélgica. Esperábamos ver barcos y algo más de movimiento, pero justo detrás del castillo, está muy tranquilo. Seguro que el bullicio del puerto queda en otra zona pero ya estábamos cansados de caminar.



Castillo de Steen

Rio Escalda, Amberes

Eran ya las 3 de la tarde y no habíamos comido nada. Volvimos a la GroenPlaats para probar las famosas patatas fritas belgas. En su esquina noroeste hay un local llamado Max, que desde 1842 fríe las dichosas patatas. Sale en las guías y todo pero a nosotros nos parecieron congeladas, eso sí, baratitas a 2,35 euros el cucurucho.



Entrada de Max
 Al filo de las 3 y media decidimos despedirnos de Amberes, considerando que habíamos visto lo más importante y viajar a otra ciudad Belga llamada Malinas o Mechelen, para aprovechar la tarde y las horas de luz que nos quedaban. 
En la plaza Groenplaats cogimos el metro 1,20€ cada uno hasta la estación Central de Amberes para tomar el tren hacia Malinas.  Los trenes son una maravilla, en 20 minutos nos plantamos allí. Compramos solo el billete de ida a Malinas, porque la vuelta nos valía la de Amberes. Nos costaron 4€ cada uno.
Durante el trayecto charlamos a cerca de la ciudad de Amberes y coincidimos en que es muy bonita, tranquila, elegante y limpia,  no demasiado cara, estupenda para pasar un fin de semana.


UNA TARDE EN  MALINAS

Pero para tranquilidad está Malinas. Quizá porque fuimos una tarde de domingo y todo estaba cerrado, esta pequeña ciudad a mitad de camino entre Amberes y Bruselas, nos pareció un remanso de paz.
Dicen que es la capital eclesiástica de Bélgica, también es conocida por la confección de tapices con creaciones propias de los tapiceros flamencos y restauraciones de antiguas reliquias. Además Malinas posee una escuela de carillón, enseñando a muchos éste oficio tan particular.



Andenes de la estación de tren de Malinas

Al bajar del tren ya eran las 5, tan solo nos quedaba hora y media de luz y nos fuimos hacia el centro histórico para ver la plaza Mayor. Es un paseo de 15 minutos, por el camino cruzamos un puente sobre el canal del río Dijle. Los edificios en esta zona son modernos y la calle está adornada con flores muy bonitas. Paramos en un Carrefour Express que estaba abierto a comprar algo para picar y unos refrescos.




Canal del rio Dijle, Malinas


Decoración de flores en las calles de Malinas

 Por fin llegamos a la Grote Markt de Malinas. Nos sorprende ver que apenas hay turistas. Esta plaza es enorme y sus edificios son más bajos de los que ya habíamos visto, por lo que nos pareció muy amplia. Pero todos ellos preciosos con sus tejadillos escalonados, de estilos gótico, renacentista y barroco de los siglos XVI al XVIII. Está dominada por la estatua de Margarita de Austria, que gobernó la ciudad durante el reinado de los duques de borgoña. El edificio más imponente es el Ayuntamiento de 1534, situado en el antiguo Salón de los Tejidos.



Plaza Mayor de Malinas y Catedral al fondo


Grote Markt de Malinas

Margarita de Austria

Ayuntamiento de Malinas


Grote Markt de Malinas

En frente está la Catedral de San Romualdo o Sint Romboutskathedraal siglos XII al XVI, de estilo gótico, que para nuestra decepción estaba cerrada. Esta iglesia toma su nombre de un misionero irlandés que cristianizó la región de Malinas. Es muy grande, altísima, domina la ciudad desde sus 97 metros y en ella se encuentran sus dos famosos carillones con 49 campanas. Esta torre es patrimonio Mundial de la UNESCO y la verdad es muy bonita.


Catedral de San Romualdo
Catedral de San Romualdo



Paseamos un rato por la plaza, haciendo fotos y grabando vídeo, contemplando su belleza, rodeamos la catedral y descubrimos justo detrás un café tetería llamado HETE PATAT en el que servían narguilé o para que me entendáis, pipas árabes para fumar tabaco. Paco que no fuma, fue el que se animó y allí que nos fuimos a su terracita, pegada a la catedral porque se quedó una tarde estupenda. Pedimos dos tés moros y una pipa de agua por 11€. Cualquiera que nos viera diría que estábamos en Marruecos,  pero nada más lejos que Bélgica, cosmopolita y divertida. Pasamos un rato estupendo allí.





Fumando pipa de agua junto catedral de Malinas

Fue una pena ir a Malinas con tan poco tiempo, pero aconsejo la  visita, es una ciudad pequeña, menos turística  y conocida que Bruselas y Amberes y por lo tanto tranquila, con un casco histórico precioso que nos encantó.
Decidimos regresar cuando empezó el fresquito y retomamos el camino de vuelta para coger el tren a Bruselas.

Ya en la capital, en la estación Central compramos un abono de viajes llamado Rail Pass, para  utilizarlo los días sucesivos. Nos costó 74€ para los dos y te da derecho a 10 viajes de ida o vuelta. Tienes que rellenarlo a mano con el destino, día de la semana y fecha.

Cansados y hambrientos cenamos en la hamburguesería Quick de nuestra calle dos super menús con cervecita  por 14,50€, ¡menudo día de dieta saludable!. Dimos un paseo corto y nos fuimos a dormir.


1 comentario:

  1. Desde luego han hecho Vdes una obra de Arte con esta narracion con la cual he disfrutado Gracias por su gran narrativa

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